"Solamente quería dormir conmigo para tener compañía porque se sentía muy sólo y necesitaba tener a alguien a quien abrazar”
Desde que la joven austríaca Natascha Kampusch logró escapar de la casa de su captor el 23 de agosto de 2006 tras ocho años de encierro se ha especulado mucho sobre su vida.Su tibieza en las entrevistas y la contención expresada hacia Wolfgang Priklopil hicieron que los medios apuntaran a que padecía el conocido como 'Síndrome de Estocolmo', o lo que es lo mismo, que la adolescente sentía empatía con su secuestrador.
Tras la publicación de su autobiografía, y pese a las crudas imágenes que en ella se describen, algunos piscólogos coinciden en señalar en que el libro destila "cierto afecto" hacia el hombre que le apartó de su familia. Algo que no siempre es comprendido por el público.
"Es un síndrome muy raro y poco estudiado", afirma el psicólogo Antonio Galván, "Los psicoanalistas afirman a que se debe a una respuesta innata de proximidad hacia el adulto más fuerte ya que incrementa las posibilidades de supervivencia".
Varios autores, sin embargo, apuntan entre las posibles causas a la respuesta natural ante la imposibilidad de escapar y el aislamiento del mundo.
Una causa 'justa'Uno de los casos más paradigmáticos de este desorden 'post-traumático' es el de Patty Hearst.
La nieta del multimillonario empresario William Randolph Hearst, la joven fue secuestrada en febrero de 1974 por el Ejército Simbionés de Liberación, al que se unió meses después de su liberación.
Incluso llegó a cambiarse el nombre a 'Tamara' en honor a la guerrillera argentina Tamara Bunke, que se había comprometido con este grupo.
"En el caso de Patty Hearst, ella afirmó que habían abusado sexualmente de ella y la habían encerrado", añade el psicólogo. "aunque parezca paradójico, es típico que las víctimas que sufren este síndrome hayan sufrido un aislamiento emocional y un abuso físico por parte de sus captores".
Otro caso conocido es el de Shawn Hornbeck, un niño estadounidense que permaneció durante cuatro años secuestrado y que, pese a disfrutar de libertad de movimientos, no escapó de su hogar e incluso adoptó el apellido del hombre al que consideraba como su padre.
Actualmente, Hornbeck ha creado una sociedad sin ánimo de lucro encargada de ayudar a los niños secuestrados.
Uno de los casos más reciente, es el de la joven Jaycee Lee Dugart, una niña secuestrada hace 18 años y liberada en agosto de 2009 que tuvo dos hijas con su agresor.
Sin embargo, la primera vez que fue descrito esta "extraña simpatía" entre las víctimas y sus agresores fue en Estocolmo en 1973, en el atraco al banco Kreditbanken.
Los hechos difieren según las fuentes, pero al parecer los rehenes convivieron sus captores durante seis días y, al salir, los periodistas pudieron ver a los liberados besar a uno de los secuestradores.
Posteriormente no quisieron colaborar en el juicio en su contra.
A fondo sobre
joven secuestrada..
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